Los argentinos compran (y tiran) menos

La crisis llega hasta la basura
Según un estudio privado, los cartoneros son los principales perjudicados por la caída del consumo y la reducción de desechos reciclables.


El ajuste en el consumo por efecto de la crisis global ya se puede constatar en los desechos que arrojan los argentinos a la basura, un fenómeno que no sólo es un termómetro económico sino que además golpea a quienes viven de los desperdicios.
El consumo de alimentos, bebidas y productos de limpieza y perfumería cayó en enero pasado un 5,2% frente al mismo mes de 2008, en lo que constituye "el primer síntoma de la crisis que se está notando", dijo a EFE José Luis Grandi, director general de Home Research & Accuracy.
Esta consultora privada mide el consumo a partir del análisis de los envases desechados por una muestra de hogares de Buenos Aires y su periferia, una adaptación de una metodología conocida como "basurología".
"Cuando no se puede acceder a determinados bienes, la restricción en el gasto no es abrupta. Es probable que se tenga el mismo salario o ingreso, pero los precios suben y el poder adquisitivo se reduce. Juega también el factor de la incertidumbre, ante el cual el consumidor retrae sus compras para ahorrar", explicó Grandi.
Las bolsas de residuos revelan asimismo un paradójico aumento del consumo de golosinas (1,2%), que llega al 29% en el caso de los alfajores."Eso tiene que ver con un efecto de satisfacción inmediata. Por ejemplo, una mujer no puede comprarse ropa o zapatos, pero sí puede comprar un lápiz labial, que requiere un desembolso mucho menor pero da un gratificación inmediata. Lo mismo pasa con las golosinas", apuntó Grandi.
Quienes también están viendo cambios en lo que tiran los argentinos son los "cartoneros", que viven de recoger basura en las calles y vender el material reciclable, como metal o papel.

Con la mejora de los precios del material reciclable, uno de ellos llegó a juntar cada día hasta cien pesos diarios (unos 28 dólares), pero hoy no se llevan a casa más de 25 pesos (siete dólares).
Esto se explica por el derrumbe en menos de un año de la cantidad que las empresas pagan a los "cartoneros" por el material reunido. Como ejemplo, hace un año una cooperativa de estas personas se llevaba 1,15 pesos (0,31 dólares) por un kilo de papel y hoy recibe 0,45 pesos (0,12 dólares), aunque un "cartonero" que trabaja de forma independiente -no asociado a otros pares- no cobra más de 0,20 pesos (0,05 dólares).
Según fuentes del Movimiento Nacional de Trabajadores Cartoneros y Recicladores consultadas por EFE, en Argentina hay cerca de medio millón de personas que viven del cartoneo. Sólo en Buenos Aires, se arrojan a diario entre 4.500 y 5.000 toneladas de residuos, botín que cada vez vale menos y cuesta más reunir y comercializar.

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